La Mentira de Mi Hermana
El día que gané el campeonato de porristas, todo el público estaba gritando y felicitándome. Pero mi hermano, desde las gradas, me arrojó una botella de agua.
—Para conseguir el primer lugar, ¿en serio lesionaste la pierna de Carmen antes de la competencia? ¿No sabes que ella tiene insuficiencia renal y su último deseo antes de morir era ganar el campeonato? Solo por fama y dinero, le hiciste ese terrible daño, ¡eres tan egoísta! ¡Desde hoy, no eres mi hermana!
Mi prometido, que también era el patrocinador del evento, anunció que se cancelaba mi victoria.
—Consumiste drogas prohibidas, por lo tanto, debemos descalificarte.
Por eso, todos me rechazaron. Hasta me mandaron una foto mía en blanco y negro, como si estuviera muerta para ellos.
Sin decir ni una sola palabra, guardé la foto, tal vez la necesite en algún momento, porque hace un mes me diagnosticaron un tumor cerebral.
Decidí convertirme en la persona que ellos querían que fuera antes de morir; una mujer que cuide a su hermana con esmero, sea educada, no mienta y además sea amable.