EL MARIDO MI HERMANA. Sinopsis. Dicen que hay amores que están predestinados a estar juntos sin importar el tiempo o las circunstancias. Yo siempre soñé con tener un amor bonito, de esos que llenan todas tus expectativas, de esos que salen en las novelas y cuentos de hadas. Pero al fin y al cabo solo es eso, fantasías que no existen. No creía en el amor a primera vista, pero eso cambió cuando lo conocí a él. Desde ese día supe que él era el indicado, lo que empecé a sentir era tan grande, que al principio pensé que era una tonta obsesión solo porque quería que él cumpliera todas mis fantasías, incluso pensé que era un capricho , pero con el paso del tiempo eso que sentía se hizo demasiado grande y cuando me di cuenta estaba enredada en una encrucijada que parecía no tener una salida, al menos no una que no ocasionara una tormenta. Una vez que hayas tomado tu decisión ten la fuerza necesaria para llevar la cruz de las consecuencias, buenas o malas; repetí eso una y muchas veces. ¿Valdrá la pena arriesgar todo por amor? Yo estaba dispuesta a averiguarlo.
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Prólogo... No les pasa que a veces el destino es demasiado injusto, incluso parece que jugara con nosotros. Es muy complicado entender los designios del destino. Yo lo vi y dije; ese es el hombre de mis expectativas, empecé a albergar una ilusión en mi corazón y creé fantasías en mi cabeza donde solo existía él. Quise saber todo de él, trataba de coincidir en el mismo lugar como si forzara al destino a hacer lo que yo quería. Parecía la típica acosadora, el único problema era mi m*****a inseguridad, no me atrevía a acercarme y cuanto según yo estaba segura de hacerlo, el destino jugó conmigo haciendo que no coincidiéramos en el mismo lugar. Llegué a pesar que tal vez aunque yo lo quisiera él no era para mí, empecé a perder la esperanza de saber quién era el chico de los tatuajes, tan misterioso y guapo. Entonces decidí analizar lo que decía mi mejor amiga, que lo que yo sentía se empezaba a volver una obsesión enfermiza y eso podía resultar muy peligroso, incluso podría llegar a salir en las noticias como; chica acosa a hombre cada que va al gimnasio. Así que reconsideré esa idea. Y sí, tal vez me había obsesionado con el hombre de cuerpo espectacular y tatuajes llamativos. Yo no tenía ninguna experiencia amorosa ni sexual, así que tal vez lo único que yo quería era fantasear con mi primera vez en unos brazos como los suyos. Algo así como mi humilde estándar. Decidí enfocarme en lo que debía, mis estudios, decidí que era una fantasía que tenía que sacar de mi cabeza, pero ahí fue donde el destino decidió mover sus fichas. Ahora de la nada me lo cruzaba, justo cuando yo había decidido alejarme, como recordándome lo cobarde que era por no hacer un intento aunque fuese mínimo de tener una pequeña charla. Decidí tomar el valor de buscarlo y hablarle, obviamente no le iba a decir que lo acosaba en silencio. Me iba a presentar como cualquier persona normal lo haría, estaba dispuesta a dejar que el destino se encargara de lo suyo, pero yo haría mi parte. Yo quería saber quién era él y para eso tenía que acercarme. Empecé a frecuentar los mismos lugares que él, incluso cruzamos algunas palabras. Pero mi sistema colapsaba cada vez que lo tenía cerca, parecía que dentro de mí había otra persona. Y de repente desapareció y cuándo pensé que no volvería a verlo nunca más el destino se burló en mi cara llevándolo muy cerca de mí, pero no para que estuviera conmigo sino con otra. Y todo volvió a empezar con una sola pregunta. —¿Estás segura que no nos hemos visto antes? Ese día me sentí tan estúpida y por primera vez sentí algo que jamás había sentido; un asqueroso nudo que apretó todo mi interior haciendo que respirar fuera doloroso. Todo mi pecho tembló con anticipación insoportable, contuve la respiración, me tragué el nudo que se formó en mi garganta, fue incluso amargo como la hiel, respiré con tanta fuerza tratando de contener un montón de lágrimas que amenazaban con salir. Dibujé la sonrisa más falsa de todas, al tratar de hacerlo sentía como si me dolieran los músculos de la cara. —Estoy segura —afirmé con una seguridad que yo quería creer. Yo presencié en primera fila el triste espectáculo. Así fue que descubrí que tenía un súper poder; fingir que todo estaba bien cuando no lo estaba, fingir que era feliz cuando no lo era. Ahora no tenía más opción que alejarme definitivamente porque yo ya no tenía cabida en su vida. Ya era demasiado tarde, yo lo había elegido para mí, pero el destino no tenía mis mismos planes. Pero una cosa es la razón, otra el corazón y peor aún, el destino. Yo me alejaba y por alguna extraña razón que desconozco terminaba muy cerca de él. Como si una fuerza invisible me empujara a sus brazos. El sentimiento se hizo claro, no era capricho ni obsesión era eso que le dicen amor. Y definitivamente hay cosas que simplemente se salen de tus manos, sentimientos que no se pueden controlar y caos que se terminan por desatar. Cuándo la tormenta llega no hay más remedio que afrontarla y esperar a que te destruya o intentar mantenerse en pie hasta que todo pase. Así que llegó el momento que más había anhelado, subí al cielo, pero al hacerlo también toqué el infierno. ¿Cómo es eso posible? Pues sí, puedes estar en el cielo y al mismo tiempo conocer el infierno, no se puede estar en el paraíso sin sufrimiento. Tenía lo que tanto quería, pero el precio que había que pagar era demasiado grande. Tomé mi decisión, no me quedaba más que aceptar las consecuencias. Era como caminar en una cuerda floja, no podía retroceder, solo podía lanzarme y dejarme caer al abismo o intentar seguir adelante con todas las cosas en contra que tenía encima. No me arrepentí de mi decisión, tal vez habría podido cambiar las cosas, pero no quise, el corazón no le hizo caso a la razón, era muy consciente que lo que estaba haciendo estaba mal, pero no me arrepentía. Somos dueños de nuestras propias decisiones así que tenemos que enfrentar lo que eso conlleva. Actué mal sí, me equivoqué no, porque en todo momento fui consciente de lo que hacía y hasta el día de hoy no me arrepiento. No se puede considerar un error algo que siempre tenías presente. Estaba dispuesta a afrontar con dignidad las consecuencias de mis actos y lo hice. No sería fácil, pero era el camino que yo había elegido. Además si hablamos de cosas justas yo lo vi primero, él siempre fue mío, así que solo regresó lo que me pertenecía, lo que pasó es que él se demoró un poco más en descubrir que era yo el amor de su vida. La felicidad a veces tiene un precio muy alto, está en uno si decide pagarlo o simplemente renuncia. ¿Y quién dijo que era fácil? Yo pagué el precio de mis decisiones con lágrimas de sangre, todo se vino abajo, todos me atacaron, era muy difícil no voy a negarlo, pero en ningún momento pensé en renunciar. Cómo iba a lanzar todo a la basura, lo que realmente vale la pena no se consigue caminando por pétalos de rosas, sino por espinas dolorosas que con cada paso te hacen sangrar y pensar; al final habrá valido la pena. El destino podría juntarnos, ya dependía de nosotros querer luchar para estar juntos. Si es amor verdadero se puede salir a flote y sino simplemente uno de los dos se termina hundiendo, entonces no era amor, o al menos no tan grande y fuerte.…Empecé a limpiar mis lágrimas convulsivamente en un intento por detenerlas, tenía una revolución haciendo estragos en mi interior; nostalgia, gratitud y alegría al saber que Luca estaba encontrando esa felicidad que merecía. Doblé el papel con mucho cuidado, Luca siempre entendió que mi destino era Alan aunque eso significaba romper un corazón en el camino, el de él. Aún desde la distancia siempre estuvo conmigo. Lo único que deseaba en ese momento era que él fuera muy feliz, que esa persona le diera todo lo que yo no pude. Giré sobre mi propio eje y abracé a Alan que permanecía en silencio Pensé; deseo verte tan feliz, tal como tú me lo deseas a mí. Espero que ella te ame como lo mereces. Después de unos minutos respiré hondo con una sonrisa en los labios. Mi amor por Alan era mi presente y futuro. Luca siempre será una parte especial de mi historia, la prueba de que los amores no correspondidos pueden ser hermosos y dejar huellas importantes. Guardé la carta en un cajón un rec
Chispita.Sabes, siempre he tenido una facilidad para escribirte, como si cada palabra viniera directamente del corazón. Tal vez porque contigo nunca necesité máscaras ni excusas. Siempre fui yo mismo.No sabes la alegría que sentí al enterarme de tu compromiso. Por fin lograste estar con la persona que amas, y eso es todo lo que siempre quise para ti: felicidad, plenitud y amor. Aunque no negaré que una parte de mí sintió un pequeño tirón en el pecho, pero rápidamente me recordé que no hay nadie más merecedor de tu corazón que él. Alan. El hombre que, incluso sin saberlo, siempre fue tu norte. Verte con el hombre que amas, saber que por fin tienes la vida que soñaste, me llena de una paz que no sabía que necesitaba. Mi Chispita merece ser feliz.Quiero que sepas algo que nunca te dije, pero que ahora siento que debo compartir. Siempre estuve pendiente de ti, de cada paso que dabas, de cada cosa que te pasaba, aunque tú no lo supieras. No sabes el esfuerzo tan grande que tuve que hac
Cada movimiento suyo parecía diseñado para llevarme al límite. La fuerza con la que me sujetaba, la manera en que sus labios recorrían mi cuello y hombros, sus susurros llenos de lujuria y amor... todo se combinaba en puro placer. No existía nada, nadie, solo nosotros dos. —Eres todo lo que siempre quise —murmuró entre jadeos con la voz ronca por la excitación—. Eres mía y yo soy tuyo. Mi cuerpo alcanzó un clímax explosivo, un orgasmo que me dejó temblando bajo su control. No caí al suelo porque Alan seguía sujetándome con fuerza. No se detuvo; continuó hasta asegurarse de que cada célula de mi cuerpo estuviera saciada, hasta que él mismo se dejó llevar, con un gemido profundo que resonó en mi oído y me provocó escalofríos de placer. Nos quedamos así perdidos en el placer y en la melodía de nuestras respiraciones profundas que intentaban retomar la calma. Alan soltó las esposas con cuidado, frotando suavemente mis muñecas para asegurarse de que estuvieran bien y luego me acurrucó c
Decidí llevarlo más lejos. Incliné mi cabeza hacia abajo, dejando que mis labios lo rozaran suavemente mientras mis manos seguían trabajando. Movía mi lengua con precisión, alternando entre caricias suaves y movimientos más firmes, mientras escuchaba su respiración volverse más errática.Alan dejó caer su cabeza hacia atrás, perdido en el momento. Sabía que estaba cerca, pero quería hacerlo llegar de una forma inolvidable. Subí de nuevo, dejé que una vez más mis pechos rozaran su piel. Lo miré con intensidad mientras aumentaba la velocidad y la presión de mis movimientos. Estaba tan duro y caliente. Una vista perfecta. Su cuerpo se tensó bajo mis manos, un gemido se le escapó desde el fondo de su garganta llegó al clímax y por supuesto yo devoré hasta la última gota. Finalicé relamiéndome el labio inferior sin dejar de mirarlo. Alan me atrajo hacia él envolviéndome en sus brazos con fuerza.—Sirena, eres peligrosa —murmuró con una sonrisa satisfecha mientras me besaba apasionadam
Me estaba quemando, me estaba inundando. Con una precisión que me dejó sin aliento, sus manos se movieron hacia mis costados acariciando mis curvas con adoración y deseo. Su pulgar trazó círculos suaves en la parte baja de mi espalda, mientras sus dedos se deslizaban hasta mis caderas apretándolas ligeramente como si reclamaran mi cuerpo.Mordí mi labio inferior ahogando un gemido, de repente empecé a sentir que hacía demasiado calor en esa habitación. Me estaba incendiando en medio de las piernas. Cuando pensé que no podía sentir más, Alan cambió su enfoque. Me giró lentamente, permitiendo que mi pecho quedara expuesto a él. Sus ojos recorrieron mi piel desnuda, como si estuviera contemplando una obra de arte, luego se inclinó y dejó un beso en la base de mi cuello. Jadeé, lo miré sin disimular el deseo, lo necesitaba. Sus manos se movieron hacia mis piernas, comenzando en mis muslos. Cada movimiento era lento, me estaba torturando con esa ternura y pasión que me hacía arquear lig
EL MARIDO DE MI HERMANA. Epílogo.4 de junio. Alan llevaba varios días muy misterioso. Él ya me había comentado que teníamos muchos motivos para celebrar, nuestro trabajo y además que se acercaba mi cumple. Por más que le pregunté fue imposible sacarle información. Ese día en la mañana encontré una nota sobre la encimera acompañado de un ramo de tulipanes rojos. Sonreí, amaba ese tipo de sorpresas. Abrí la nota. ¿Lista para celebrar tu cumpleaños, mi Sirena? Prepárate para un viaje inolvidable. Tú solo tienes que poner la disponibilidad y yo me haré cargo de lo demás. Con amor, tu Mr. Sexy.El corazón me dio un vuelco. Alan siempre sabía cómo hacerme sentir especial, pero esa vez parecía haber llevado su idea de sorpresa a otro nivel.—¿Disponibilidad? —murmuré con una sonrisa curiosa mientras lo veía entrar por la puerta con esa sonrisa traviesa que tanto adoraba.—Así es, mi Sirena. Ya está todo planeado. Solo tienes que confiar en mí —dijo, acercándose para darme un beso en la
Último capítulo