De Rota a Intocable
Llevo ocho años casada con Elías Guerrero, un capo de la droga en México.
Y justo hoy, en nuestro aniversario, me enviaron por WhatsApp una foto suya celebrando... con Lía, mi mejor amiga. En la imagen, parecían ellos los que estaban casados. En sus brazos tenía a Iván, mi hijo.
Me quedé mirando la foto por un momento. Luego le escribí: «Qué bonito».
Media hora después, Elías entró dando un portazo y su voz retumbó por toda la casa.
—¿Por qué siempre tienes que tratar tan mal a Lía?
Iván, mi propio hijo, se acercó empujándome con una mueca de disgusto.
—Eres una mala mamá—me dijo—. Ojalá la señorita Lía fuera mi mamá de verdad.
No reaccioné.
Fui directo al cajón, saqué el fajo de papeles que llevaba un tiempo preparando y lo dejé sobre la mesa.
—Está bien —les dije con la voz serena—. Todo es culpa mía. ¿Ya puedo irme?