Donde el alma se rompe
Los papás de mi esposo fueron llevados de urgencia al hospital tras ser picados por un ejemplar desconocido de una avispa reina.
Sin perder tiempo, corrí al Instituto de Entomología a buscar ayuda del director, mi propio esposo, para que apoyara a los médicos con el diagnóstico.
Pero él le ordenó al guardia que no me dejara pasar.
—Después del trabajo no atiendo nada que tenga que ver con el laboratorio. La mamá de Juli está enferma y tengo que ir a cuidarla.
Intenté darle el papel donde se explicaba que sus papás estaban graves, pero me lo arrancó de las manos y lo rompió sin pensarlo dos veces.
—Todos los días se muere gente. ¿Qué pasa si también se mueren mis padres?
Cuando mis suegros murieron, presenté una demanda contra Juliette Dubois, quien había tirado a propósito el nido de avispas.
Después varios días desaparecido, Alain Moreau, mi esposo, apareció de la nada en el juicio como «experto», presentando documentos falsos para defender a Juliette.
Cuando tomé la decisión de irme del país, Alain se descontroló de rabia.
—¿Y qué me importa que hayan muerto? ¿Acaso no puedo descansar un poco después de estar todo el día trabajando? ¿Y todavía quieres arrastrar a Juli a tus problemas? Como tu familia se fue a la ruina, ¿ahora quieres joder la de los demás? Eres un fastidio. ¡Gente como tú merece perder a sus padres y mucho más!
Cuando vi su cara torcida por el rencor y la rabia, entendí algo de golpe.
Él todavía no sabía... que se había quedado solo, que ahora era un huérfano.