CAPÍTULO 80.
—Los Dreknar regresaremos a nuestro territorio, Kael. No queremos más derramamiento de sangre —Thodor habló con tono firme, casi diplomático.
—La tierra ya decidió por nosotros, Thodor. No sobreviviremos a otra guerra —asintió el alfa de valragh .
—Lo sé. Y no quiero más pérdidas. No queremos más muertes. Este no es el momento. Pero recuerda… las heridas que no sangran también supuran.
Kael no respondió. Solo lo observó, algo en esas palabras lo inquietó más de lo que habría querido admitir.
Ambos se dieron la espalda y se alejaron sin más palabras. No hubo apretón de manos, ni promesa sellada. Solo distancia.
Horas después, en un claro oculto del bosque donde los sobrevivientes de la manada Dreknar se refugiaban antes de seguir su viaje, Thodor se plantó frente a los suyos. La luna iluminaba su rostro endurecido por el rencor.
—No me importa lo que hagan los de Valragh —Hace una pausa, su tono se vuelve más duro: —Pero no debemos olvidar que Igvar fue asesinado. No cayó en combate.