Narrado por Karina
No supe en qué momento mis manos dejaron de sostener el cuaderno y comenzaron a temblar sobre la mesa. Quise esconderlas debajo, como si así pudiera ocultar también la respuesta que ardía en mi piel. Pero sus palabras ya habían abierto un abismo que ningún silencio podía tapar.
“¿No pensabas decirme que estabas esperando un hijo mío?”
El eco de su voz seguía repitiéndose dentro de mí, rompiendo cada rincón donde yo había intentado guardar el secreto.
Lo miré. No había escapatoria. En sus ojos no había duda, no había espacio para negarlo. Y yo… yo no podía hablar. Ni siquiera si hubiera tenido voz habría sabido qué palabra usar para definir lo que estaba pasando.
Tragué saliva. Mi respiración se volvió entrecortada, como si cada inhalación me quemara los pulmones. Sentí que el mundo entero estaba pendiente de ese instante, aunque el murmullo del café siguiera sonando a lo lejos. Me incliné apenas hacia adelante, queriendo acercarme a él, queriendo decirle tantas cosa