Una cirugía era todo lo que podía salvar a mi hija. Una cirugía para la que no tenía dinero. No vida había cambiado tanto con el solo hecho de haber sido sacada a patadas de una de las familias más poderosas del país y haber sido engañada por mi esposo con mi mejor amiga. Pero, ¿qué había de mi compañero de cuarto? ¿Por qué siempre él estaba ahí cuando más lo necesitaba? Pero sobre todo, ¿quién es él realmente? Solo sé una cosa, su rostro ya lo he visto en otro lado, él no es quien aparenta ser, él es la pasión prohibida a la que nunca debí ceder a cambio del dinero de la operación de mi hija.
Leer másGritos, sollozos y tristeza. Así es como podemos describir el paisaje que a la muerte le encanta mirar desde la esquina de ese lugar. La gente con sus batas blancas corría aquí y allá y, en una de las bancas, ella estaba allí. La desesperación estaba impresa en su cara, no había nada cuando su corazón ya había sido destrozado sin piedad con aquellas palabras que habían salido de los labios de aquel doctor sin compasión alguna. Y es que ellos no sabían entender de problemas económicos, ello solo sabían procede4 si había dinero de por medio.
“Necesitamos hacer algunos estudios, su hija necesita algunas cirugías, si nosotros no la operamos, su vida correrá peligro”.
En la vida de Gabriela no había nada más que su hija y las palabras del doctor.
¿Cómo fue posible eso? Si ya la habían operado innumerables veces, ella no podía estar más rota. Diez mil de dólares, sabía que tenía que conseguir diez mil dólares desde que el doctor ya le había hable de eso antes. Solo que no pensó que fuera a ser más temprano de lo esperado. Ahora, su pesadilla se estaba volviendo real.
Velvet era el nombre de la preciosa niña que fue traído a ella como un milagro, Velvet era el angelito que había nacido con una extraña enfermedad que le impidió incluso correr a los brazos de su madre desde que dio sus primeros pasos. Ella tenía una enfermedad en el corazón. Era cierto, el dinero no puede comprar la felicidad, ni el amor ni la vida pero, ¿qué pasa cuando la vida enseña lo contrario? Porque en esto caso, el dinero efectivamente podía comprar la vida, la vida de aquel tesoro. Gabriela no se iba a rendir, no iba a abandonar a su pequeño angelito, ella iba a pelear contra la muerte si era necesario porque ni la muerte iba a ser suficiente para poder llevarse a su hija.
"Dinero, dinero. Velvet vivirá. Dinero. ¡Dinero, mi Velvet saldrá de aquí, lo juro!”
Finalmente Gabriela se levantó de la banca que había usado casi toda esa tarde. Ahora solo tenía una idea en la mente, ir con aquellos que podían ayudarle.
Después de haber secado sus lágrimas en todo el camino y habiéndolas llorado otra vez, ella llamó a la puerta de la casa de su tío. Después de todo, él era todo lo que ella tenía junto con su tía.
Su tío abrió la puerta, y con una sonrisa sarcástica la recibió. Gabriela no podía esperar menos de su tío y mucho menos de su tía, que estaba dentro de la casa.
— ¿En realidad? ¿Hablas en serio? No puedo creerlo, la última vez que viniste yo te dio 500 dólares —. Dijo la tía de Gabriela.
Con lágrimas en los ojos, ella miró a su tía. —Por favor, tía Andrea, lo siento por los problemas que te he ocasionado pero, mi Velvet necesita más cirugías, por favor, te lo pido.
—No tengo dinero, ni siquiera sé si estás diciendo la verdad, esto es demasiado, esa niña tuya tiene que estar fingiendo como siempre —. Exclamó la mujer de media edad en el sofá.
Gabriela habría caído de rodillas si su tía le había pedido que hiciera eso. ¿Cómo era que sus parientes podrían estar haciéndole eso a ella cuando más los necesitaba para salvarla vida de su hija?
—Por favor, tía Andrea, ayúdame y yo te prometo que esta es la última vez que me ves en esta casa, te lo pido con todo el dolor de mi corazón.
—No me importas tú o tu hija. No me importa ninguna de las dos. ¡Ahora vete de aquí si no quieres que te saque a patadas!
Sin ningún cuidado, su tío la tomó por el brazo obligándola a irse de esa casa y justo de esa manera, supo echarla fuera de su pequeña casa. La misma casa de la que ellos sería expulsados en algún momento no lejano desde que el dueño había dicho que la casa iba a ser vendida pronto.
—En serio, ¿nos está pidiendo más ¡¿dinero?! —Gabriela escuchó a su tío quejarse.
Si tan solo supieran cuánto ella sufría, su hija estaba enferma, su hija estaba en peligro. Todo el mundo tenido problemas pero, hay algunos de ellos que todavía podían ofrecer una mano y sus tíos optaron por no hacerlo. En su mente, más parientes vinieron a sus pensamientos pero, ya no era necesario adivinar lo que harían o lo que le gritaría en cuanto ella tocara sus puertas.
“Nadie quiere saber nada de ti, no eres más que un pariente más. ¡Olvídate de nosotros! Vete. Ni siquiera tu padrastro quería saber acerca de ti."
Una fuerte lluvia sobre ella estaba cayendo, eso era todo lo que ella necesitaba para hacer de esa noche una de las noches más tristes de su vida. Con lágrimas en los ojos, ella sacó su teléfono celular de su bolsillo aun con las pocas fuerzas que le quedaban.
Había alguien que tenía que ayudarla. David. La única persona que le quedaba.
Ella era demasiado joven cuando todo eso sucedió, pero los recuerdos seguían siendo tan frescos como ese día. Gabriela había estado casada con David, la había aceptado incluso cuando la pequeña Velvet ni siquiera era su hija. Vivieron felices por algunos años hasta la muerte de la madre adoptiva de Gabriela. Todo se vino abajo, David la acusó de ser una tramposa, él había dicho que no conocía al padre de su hija, que era una cualquiera y después de eso, él la echó de su casa. Fue entonces cuando su hija comenzó la enfermedad. De repente, ella fue declarada extrañamente enferma de un momento a otro. Gabriela, ¿dónde estaba su vida? Gabriela, una de las más mujeres respetadas en ese país. Esa ya no era ella.
Muchos secretos, ¿en qué momento su mundo se tornó al revés? Gabriela Barrera había sido su nombre, Gabriela Barrera había sido la mujer que mucha gente había respetado y admirado. ¿Cómo eso pasó después de ser una respetada mujer en ese país? La vida que ella tuvo una vez ya no era su vida. El presente estaba aquí, un futuro incierto en el horizonte y ella era solo una mujer luchando por la vida de su hija.
EPÍLOGO¿QUIÉN ERES? Un corazón que había sido roto en mil pedazos, un corazón que no había sido capaz de hacerle frente al daño que había ocasionado él mismo. Y es que no podía dejar de pensar en la situación de su hija y de la mujer que quería. Por supuesto estaba al tanto de lo que había pasado en el hospital ya tenía gente investigando la situación, el por qué Gabriela no podía salir del hospital cuando esa cirugía no resultaba ser la más agresiva. Y entre todo lo que sabía era que alguien le había hecho daño a su hija.Sebastián tenía algo que hacer y tal vez, eso era lo último que iba a hacer antes de poder regresar con la verdad ante Gabriela porque si algo tenía ella por seguro era que él iba a regresar ante la mujer que más adoraba en la vida. Ella era todo lo que él quería en su vida. Si se habían encontrado dos veces en la vida era por una sola razón. Estaban destinados a estar juntos.— ¿Ya tienes la información? —Preguntó Sebastián a Edmundo, quien entraba por las grand
FINAL: FÍN DE UN PARAÍSO DE SECRETOS En la lujosa casa que había visitado el Sr. Muriel estaba la misma mujer quejándose de todo, aquella mujer de nombre Rubí, quien sentía tanto odio por la misma persona que sentía, le había robado el cariño de su ex novio cuando ella había sido la primera en marchar y hacerle mal con el propio hermano de su ex novio.Los hombres ahí no dijeron nada, solo se miraron entre sí al momento en que ella entró. No mucho después, dentro de la hermosa habitación, entró Yahir Muriel.— ¿Estás bien? —Preguntó el hombre al ver a su novia entrar de esa manera.Rubí lo miró con el peor sentimiento que podía tener ella guardado en el alma. Ahora finalmente había conocido a la mujer culpable de todo, la mujer que no merecía el lugar que alguna vez ella tuvo frente a la gran ciudad.— ¿Qué te importa cómo esté?— ¿Viste a la mujer como me dijiste que harías? Creo que su nombre es Gabriela, Gabriela Belmonte, ¿no es así? —Dijo Yahir riendo.Ante la mención del nombre
CAPÍTULO OCHENTA Y SIETE: UN PADRE QUE JAMÁS VIO A SU HIJA Entre lo mucho que ella dijera y lo poco que quisiera, la realidad era que ella no entendía la razón por la que él había corrido sin darle una explicación a ella. Tantas cosas pasaron por su mente en ese momento en que lo vio irse, no sabía qué era lo que había dicho de mal, no sabía que le había traído ella de vuelta, no sabía simplemente lo que había pasado.— ¡Daniel, Daniel! —Gritó Gabriela. — ¡Daniel, espera!Su hija ni nadie ya estaban ahí, estaba sola, ahora más que nunca ella estaba sola, Daniel siendo Sebastián, la había abandonado de esa manera. Era demasiado tarde para amar, era demasiado tarde para decirle a Daniel que ella se había enamorado de él y no de Sebastián, que se sentía decepcionada, que ya lo sabía todo, ahora su único punto fuerte era su hija, su hija debía de salir de aquella cirugía siendo una niña sana, su hija debía de estar bien porque al final, ella era todo lo que tenía en la vida. Tan pront
CAPÍTULO OCHENTA Y SEIS: EL FINAL ESTÁ LLEGANDO No podía seguir viendo más en el daño que él le había hecho cuando la realidad era que él siempre estuvo a su lado, es que cómo ella se pudo haber enamorado de un mentiroso como él, un hombre que solo la había usado de la peor manera. No quería verlo, no quería voltear, no quería saber ya nada de él.— ¡Gabriela!Aquella voz logró hacer palpitar su corazón. Ese hombre estaba una vez más ahí solo para… mentirle más de lo que ya había hecho. Es que ella ya estaba enamorada de él, de la persona que le había mentido de la peor manera. Con resignación, Gabriela volteó a ver a la persona que estaba detrás. La misma que le estaba haciendo latir el corazón de esa manera —Daniel —dijo ella suspirando no porque se hubiera confundido de nombre sino porque, ella realmente se había enamorado de Daniel y era el mismo Daniel quien le había mentido.Sin más tiempo que perder, sin más fuerzas que lo hiciera dar un paso atrás y corrió a ella como nu
CAPÍTULO OCHENTA Y CINCO: EL SECRETO YA NO MÁS SIENDO SECRETO Más tiempo en el hospital, no sabía cuánto tiempo más ella iba a soportar estando ahí. El dinero ya no era suficiente, su hija, la situación de su hija estaba empeorando cada minuto más y todo en lo que podía pensar era en Sebastián viéndolo como su único salvador. Tenía la tarjeta de ese hombre, él mismo le había dicho que no durara en tomar el dinero de ahí si era lo que ella necesitaba. Ella ya no quería deberle nada a un hombre que le había mentido toda la vida, ella ya no quería deberle nada al hombre que más había jugado con ella. Valía más la vida de su hija que todo el coraje que él podía sentir por ella. Eso era un total hecho. Así que valiéndose de eso, sabiendo que primero estaba su hija antes que cualquier odio o resentimiento que ella pudiera tener en el corazón, su hija era quien valía la pena. Ya no era Daniel sino, Sebastián Montiel. Ahora todo tenía una explicación.Los recuerdos llegaron a ella.Banco d
CAPÍTULO OCHENTA Y CUATRO: DECEPCIÓN Y NADA MÁS QUE DECEPCIÓNDOS DÍAS DESPUÉSHasta ese momento, ¿qué era lo que había pasado en la vida de Gabriela? Dos días habían pasado desde el momento en que tantos secretos habían terminado de salir a la luz, no sabía si siquiera iba a ser posible perdonarle que él le hubiera ocultado tanto de la manera en que lo hizo. Tantas cosas de las que ella se había enterado en ese momento que le era difícil que todo le viniera a la mente para poder encontrar la manera de armar aquel rompecabezas, se sentía tan tonta, se sentía como la persona más estúpida del mundo, ahora entendía tantas cosas, y ahí, de esa manera ella se mantenía, Gabriela siempre con la misma actitud, con esas ganas de seguir adelante aunque en ese momento no lo pareciera así, todo se había tornado tan complicado, su hija, la única hija que él tenía, la niña que lo era su todo, la misma que estaba pasando por la cirugía más dura para al final, ser ella la que estuviera sufriendo las
Último capítulo