Mundo ficciónIniciar sesiónArianna Urriaga es una joven promesa de la medicina recién egresada de su carrera que está comprometida con Renato Prego, hijo menor y heredero de su poderosa familia, sin embargo, con el regreso de la hermana menor de Arianna, Mariana, a la familia Urriaga después de pasar toda su vida en el extranjero, la vida de Arianna comienza a desmoronarse a pedazos cuando es obligada a separarse de su prometido al que su hermana menor desea y debido a una supuesta enfermedad terminal que ella padece. Mariana está obsesionada con Renato creyendo que él es el niño del que ella se enamoró perdidamente antes de marcharse al extranjero y toda su vida a odiado a su hermana menor. Cuando finalmente Arianna es expulsada de la familia Urriaga por las intrigas de Mariana, en su vida aparece Leonardo Prego, hermano gemelo de su ex prometido de manera completamente inesperada, y quien, secretamente, siempre ha estado enamorado de ella, ¿Qué ocurrirá cuando dos hermanos se enfrenten por el amor de una misma mujer?, ¿El amor prohibido comenzará a florecer, y las hermanas podrán descubrir a quien realmente pertenecen sus corazones?
Leer másAquella noche en el mirador predilecto y bajo la luz de la luna, Renato Prego miraba fijamente a los ojos verdes de Arianna Urriaga, su prometida desde hacía tres años. En solo dos semanas, finalmente, iban a contraer matrimonio, sin embargo, aquel encuentro en el mirador, estaba lejos de ser feliz.
—Debes de entenderlo…Mariana está muriendo, su médico dijo que lo mejor para ella es cumplir con sus deseos…no seas egoísta, en cuanto ella muera, tú y yo podremos casarnos, ya esperamos más de tres años, puedes esperar un par más. — decía Renato con un deje de indiferencia mientras respondía mensajes que Arianna no alcazaba a ver.
Una lágrima que no fue notada se derramó desde los ojos verdes de la hermosa mujer que aun llevaba puesta su bata médica, sus cabellos castaños se volaban y enredaban con el viento helado de esa noche otoñal, y al igual que las hojas rojas que caían de los árboles, sus emociones parecían apagarse.
Hacia apenas dos semanas que su hermana menor, Mariana Urriaga, había regresado de los Estados Unidos en donde había pasado la menor parte de su vida con sus tíos para estudiar y prepararse para heredar las empresas familiares que se dedicaban a la fabricación de automóviles de lujo, sin embargo, desde su llegada, la vida de Arianna había caído en declive. Mostrando una sonrisa rota, la mujer miró a los ojos azules de su prometido.
—Entonces es verdad lo que ella me dijo…me prometió quitármelo todo, incluso, a ti. — respondió Arianna mirando a Renato.
Acomodándose sus cabellos rubios con ansiedad, Renato bufó.
—No seas mentirosa, Mariana es demasiado dulce y tímida para decirte algo como eso, ella incluso se opuso a que pusiera pausa a nuestro compromiso para casarme con ella, ¿Por qué te expresas tan mal de tu hermana?, sin duda alguna eres una egoísta, y, solo para que lo sepas, aunque ella no quería afectarte, yo decidí hacer lo que es correcto, después de todo, ella está muriendo, su deseo es ser una novia, casarse conmigo, y tu aun vas a vivir muchos años. Debes de comprender a tu hermana, esto es por su bien y el nuestro, así que, te lo pido de vuelta, entrégame el anillo de diamantes que te di para entregárselo a Mariana. — respondió Renato con enojo.
Arianna sonrió con ironía, ¿Qué Mariana era dulce y tímida?, de su hermana menor tan solo había conocido desprecios y celos, pues cuando eran apenas unas niñas y antes de que ella se marchara, siempre le había quitado todo lo que tenía, muñecas, juguetes…el amor del padre que ambas compartían, y ahora que regresaba después de tantos años, quedaba claro que con ella habían regresado las viejas costumbres.
—Tú no tienes ni idea de cómo es Mariana en realidad…pero, si has tomado tu decisión, entonces no hay nada que yo pueda hacer. — respondió Arianna sacándose el anillo de compromiso que Renato le había dado hacía ya tres años, y sintiéndose entumecida por el dolor, lo arrojó a los pies de su ahora ex prometido.
Furioso, Renato miró a los ojos de Arianna.
—¿Por qué has hecho eso? Levántalo ahora mismo. — exigió Renato.
Dando una mirada a las espaldas de su ex, Arianna pudo ver como Mariana bajaba del auto de lujo de Renato con una sonrisa cruel y triunfal y comenzaba a caminar hacia ellos, nuevamente su hermana menor lograba salirse con la suya. Llegando al lado de Renato, Mariana le tocaba el hombro al hombre con una dulzura fingida y una expresión falsa de culpa.
—Renato, mi hermana realmente te ama demasiado, yo no podría ser jamás un impedimento para que ella logre su felicidad, por eso te pido una vez más que no hagas esto. — dijo Mariana con falsedad mientras sonreía a Arianna con burla sin que Renato lo notara.
—¿Lo dices en serio? Pues yo tan solo puedo ver como disfrutas de esto. Eres una hipócrita. En cuanto a ti, Renato, toma tu decisión, ¿Es ella, o soy yo?, no pienso esperarte por el capricho de mi hermana. — cuestionó y dijo Arianna con ironía.
—Yo te amo Arianna, jamás quisiera dañarte, así que yo no voy a casarme con tu prometido, ¿Cómo podría hacerle eso a mi propia hermana? — respondió Mariana para inmediatamente después fingir debilidad y un ataque de tos.
Alarmado, Renato tomó en sus brazos a Mariana y la cargó, dando luego una mirada furiosa que dirigió hacia Arianna.
—¿Cómo puedes ser tan cruel para decir algo así a tu pobre hermana?, ¡Mira lo que le has provocado!, ella no quiere dañarte y tú le dices cosas tan horribles, ahora mismo levantaras ese anillo y se lo entregaras a tu hermana, ¡Hazlo! — gritó Renato.
Arianna contuvo sus lágrimas y no se permitió derramar ni una sola frente a Mariana, no le daría el gusto de verla sufrir.
—Veo que tomaste tu decisión, Renato, entonces, que así sea. — respondió Mariana.
Caminando altiva y con indiferencia a pesar de tener el corazón completamente roto, Arianna pasó de largo a su ex y a su hermana, deteniéndose solo un momento para darles una mirada de soslayo.
—Mariana, si tanto quieres mi anillo, levántalo tu misma. — respondió Arianna que caminó luego hacia su viejo auto para regresar al hospital en donde trabajaba.
Renato, sosteniendo en sus brazos a Mariana, vio alejarse a Arianna, y apretó los dientes, ¿Arianna se había atrevido a dejarlo completamente? No podía ni quería creerlo. Dando unos pasos para caminar hacia su ex prometida e intentar convencerla de esperarlo, se detuvo abruptamente al escuchar a Mariana sufriendo otro ataque de tos repentino.
—Por favor, Renato, llévame al hospital con mi doctor, me estoy sintiendo muy mal… — dijo Mariana aferrándose al pecho de Renato, fingiendo aquel ataque para impedir que Renato se marchara tras de su hermana mayor.
Dando una última mirada a Arianna que se marchaba ya sobre su viejo auto, Renato reprimió su deseo de correr tras ella.
—Tranquila, Mariana, te llevaré al hospital ahora mismo. — respondió.
Mariana sonrió triunfal, y viendo el coche de su hermana alejándose, se burló internamente, por años había deseado tener a Renato Prego, y no le permitiría volver a los brazos de Arianna.
En su auto y conduciendo a gran velocidad, Arianna derramaba las lágrimas que no se permitió derramar ante Mariana y Renato. Aquel gran amor que tenía hacia su ex prometido, le estaba quemando dolorosamente…más de seis años de su vida, los había arrojado al abismo por Mariana…el, había elegido a su cruel hermana antes que a ella, como si aquello fuese lo más sensato. Su corazón, se había roto en mil pedazos.
Sin embargo, en ese momento no tuvo tiempo de pensar en nada más, cuando su auto, sin quererlo, impactó con otro vehículo, y todo se volvió silencio. Acababa de sufrir un accidente, y tan solo pudo ver, ¿A Renato? Caminando hacia ella, sus ojos se cerraron en ese instante.
—¡Arianna!, ¡Despierta!, ¡Arianna! — gritaba un hombre apuesto de cabellos rubios y hermosos ojos azul celeste…idéntico a Renato.
—Así es. — mencionó él al jalarla suavemente para hacerla entrar.—Me hubiera gustado quedarme viendo un poco más a los delfines. — confesó en algo que a él le pareció encantador.—Aquí los verás más de cerca. — aseguró.Arianna se mordió el labio y suspirando lo siguió. Ambos avanzaron varios metros entre paredes de cristal y tras ellas, varios peces nadando entre luces artificiales, burbujas de aire y algunas plantas que parecían ser naturales. Sí, era bonito, pero nada que nunca había visto, pensó Arianna. Cuando sus ojos se abrieron atendiendo a la hermosa vista, fue cuando comenzó a descender por una escalera eléctrica, todas, absolutamente todas las paredes eran de cristal y tras cada división de las mismas se podían ver gran variedad de fauna marina.Recorrieron largos pasillos, en ocasiones de la mano a veces, ella corría para mirar a los peces, adelantándose realmente fascinada al mirar aquel hermoso lugar, la castaña entendió que estaban ya bajo el mar; se podía distinguir c
El día se les pasaría bajo el sol, recorriendo muelles y visitando esculturas y estatuas al mero estilo de occidente, Arianna había comprado un par de lindos vestidos característicos de la región para la dulce Julia y un colorido traje típico de la región para su querido Ramon, y alguno para ella, había fotografías de ambos juntos bajo algunos monumentos, y de Arianna sola fascinándose con la belleza de ese lado del mundo. Una vez nuevamente por la carretera, la castaña miro lo que parecía otro resort, que, aunque si bien era más pequeño, éste se distinguía por la gran cantidad de agua que lo rodeaba, grandes albercas y lo que parecían ser restaurantes que se alzaban por una gran laguna artificial de la cual sobresalían altos y delgados chorros de agua de las distintas fuentes ahí colocadas. —¿Qué es aquí? — cuestiono ella emocionada. —Atlantis, nuestro próximo destino, — le dijo Leonardo y le guiñó un ojo. —¿En serio? También es hermoso — respondió la castaña sin ocultar su emoci
¿Sabría ya que su padre estaba junto a Mariana detrás de todo? No, no estaría tan tranquila y no habría viajado con él. Arianna se mordió el labio y le sostuvo la mirada. Sus ojos picaron. — Como siempre, el no quiso hablar conmigo, pero me enteré sin querer de que mi madre no estaba viviendo con el poco antes de su muerte, ella y yo estábamos en Londres, lejos de todo, de todos…y tengo miedo…miedo de terminar averiguando, que aquel accidente que costó la vida de mi madre, pudiese ser toda una mentira…desde que sé que todo esto estalló, y tuve que enfrentarme al miedo de perderlo absolutamente todo, incluso la vida de Bolita y la mía después de aquel atentado tan cruel en mi contra, comencé a pensar demasiado en ellos, en la manera en que me trataron siempre, o, mejor dicho, la manera en que mi propio padre me trató permitiendo incluso que su nueva esposa y su hija intentaran asesinarme…y supe que yo jamás haría pasar a mis hijos por nada como eso…tengo miedo de ser una mala madre…pe
—Me daré una ducha rápida y saldré para comer. — informó la chica que se alzó en las puntas de sus pies para besar los labios del tatuado y corrió de regreso al interior.Leonardo suspiró al verla marcharse. Solo nueve días estarían en ese paraíso, como ella lo llamaba…y aun no sabía cómo era que iba a decirle que sus padres, en realidad, no eran sus padres…y que ella en realidad era la hija de un hombre importante…de uno tan o más importante que él.Arianna abrió una pequeña puerta justo al costado del closet y se encontró con la elegancia del baño reflejada en el mármol de sus lavabos, el reluciente espejo y el par de nuevos floreros a cada extremo del mismo, había un mueble de madera con varias toallas dispuestas, una tina se extendía al final del cuarto y en una esquina una pequeña regadera protegida por una puerta circular, corrediza y de cristal templado de la parte inferior.Arianna suspiró al comenzar a desnudarse, algo le decía que ese viaje sería inolvidable, y aunque presen
—¿Alguna vez habías estado aquí? — pregunto ella con interés.—Una vez, por asuntos de trabajo que todavía ni me competían, pero insistieron en traerme, mi padre solía arrastrarme a sus aburridas reuniones en el extranjero. — aseguró el. — Poco antes de lo que hizo mi querido hermano gemelo para dañar mi reputación y, siendo mi padre tan voluble después de que murió mi madre, el simplemente no quiso escucharme y terminó por echarme de los Prego y la herencia familiar, aunque eso ya lo sabes, no volví a involucrarme en los asuntos del negocio familiar desde entonces. — recordó el rubio con amargura.Arianna lo vio voltear a verla y por unos segundos guardó silencio, por supuesto, el señor Ricardo adoraba a su primera esposa, y su muerte lo amargo y convirtió en un recluso voluntario de su mansión en Madrid hasta que conoció a su actual esposa, recordó con tristeza, y Leonardo lo notó de inmediato.—Hey, no pensemos en ello, estamos muy lejos, en donde ella no nos podrá molestar, así qu
—No puedo creerlo. — aseguró Arianna y casi se quedó sin aliento al ver la belleza tropical que cubría todo lo que abarcaba su vista.Leonardo sonrió de medio lado y negó en silencio, se limitó a tomarla de la mano y fascinarse con la capacidad de asombro que su joven amante tenía. Arianna no prestó atención a la forma como Leonardo tomaba su mano, acariciando con un par de sus dedos su dedo anular de forma insistente.La vista de Arianna estaba puesta en el mar, ese mar azul profundo del horizonte y que conforme parecía acercarse, se aclaraba suavemente hasta casi desaparecer en un tono verde tan suave que lograba fascinarla; justo en ese momento acababan de bajar del vuelo de varias horas que los tenía ahí, en Hawái, específicamente y el cual era el último destino de su paradisiaca luna de miel.Cruzando ese puente que unía la enorme isla con su destino final, la mansión que Leonardo tenía en ese lugar estaba ya lista para recibirlos; era increíble que su esposo tuviera una propieda





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