Bryan retrocedió unos pasos, lanzando miradas de odio tanto al desconocido como a Becca.
—Esto no termina aquí —escupió, antes de perderse entre la multitud que, curiosa, comenzaba a reunirse.
El hombre permaneció de pie, imponente, observando con atención que Bryan se alejara lo suficiente. Solo entonces giró hacia Becca. Su mirada se suavizó de pronto, como si en un instante hubiera dejado de ser el verdugo para convertirse en protector.
—¿Están bien? —su voz era grave, profunda, con un dejo de preocupación sincera.
Becca, se limitó a asentir mientras abrazaba más fuerte a Harika.
—Yo… gracias… no sé qué habría pasado si usted no… —las palabras se le atoraban en la garganta.
El desconocido inclinó apenas la cabeza, con un gesto sereno.
—No tienes que agradecerme. Ese tipo no volverá a molestarlas esta noche, te lo aseguro.
Harika, secándose las lágrimas, lo miró con sus grandes ojos brillantes.
—¿Eres un héroe? —preguntó con inocencia.
La pregunta arrancó una ligera sonrisa al hombr