La fiesta en la Galería de los Espejos comenzaba a languidecer. El bullicio de las conversaciones se había reducido a un murmullo cansado, y el aire olía a champaña agrio y perfume caro. Olivia, con las mejillas sonrojadas por el vino y la euforia, se despedía de los últimos invitados cerca de la entrada principal. Lion, a su lado, mantenía una actitud protectora, aunque su mente aún revoloteaba alrededor del frío Julián Mercer y la investigación que había ordenado.
Fue entonces cuando una figura familiar reapareció en el umbral. Julián Mercer, con una leve expresión de contrariedad en su rostro pulcro, se dirigió a ellos.
—Disculpen la intromisión. —Dijo, con su voz suave. —Parece que he sido un poco despistado. He olvidado mi teléfono móvil. Lo debí dejar en la sala.
Sin esperar respuesta, su mirada se posó en Olivia. Con una chispa de algo indescifrable ¿Admiración, posesión, cálculo…? Que cruzó sus ojos azules.
—Señora Winchester, ya que estoy aquí, y viendo que la celebración ama