Mauricio tenía el primer encuentro para las negociaciones del divorcio de Catalina, y se reunirían en la firma Ribas & Associates.

No más llegar y todos los ojos los seguían. Esta firma era antigua, de prestigio en el estado, y ahora su principal abogada llegaba como representada, y por la competencia además.

La sala de reuniones de la firma estaba lista. Thomas Ribas, impecable en su traje gris oscuro, se sentía tranquilo. Pensó que sería cuestión de repartir lo justo y seguir cada quien con su vida.

La puerta se abrió y él sonrió para recibir a la que fue su compañera por más de 15 años, tratando de ser correcto y amable. Pero entendió que no había entendido el resentimiento de Catalina cuando la vio entrar con paso firme, tacones resonando contra el mármol, el cabello perfectamente recogido en un moño que parecía tan afilado como su mirada y tras ella, un hombre que Thomas reconoció de inmediato: Mauricio Leal.

El más despiadado de los abogados de divorcio en Miami en