Capítulo 19. El precio de la confianza
Verónica llamó a Andrés con los nervios a millón.
“Hola amor, ¿cómo amaneces?” —Respondió él sin imaginar lo que guardaba Verónica en su corazón.
—Andrés, puedes venir a la pastelería, tengo que hablar contigo.
“¿Pasó algo? ¿Estás bien?” —Inquirió él preocupado.
—Solo necesito conversar contigo.
Andrés no tardó en llegar, Verónica dejó a cargo a Milagros y lo recibió en la casa.
Los padres de Verónica habían ido al mercado, así que tenían la casa sola para ellos.
—Andrés, estoy muy apenada contigo, porque te mentí. En realidad no se me perdió la carcacha. Mauricio la tiene.
— ¿Cómo es que él tiene tu auto?
—Porque me pidió hablar conmigo y acepté, sin embargo, no aclaramos nada. Mi carro no encendía… en fin…
— ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque no quería que pensaras que algo pasaba entre nosotros. No debí aceptar salir con él.
—No, no debiste, porque él es un manipulador que busca confundirte.
Verónica veía sus manos, no se atrevía a mirarlo.