Capítulo XV
Scarleth
Llego a mi departamento consumida por la ira. Podría estallar en cualquier momento: esa infeliz… ¿cómo se atreve a regresar y poner un pie en esa casa? Teníamos el plan perfecto, perfeccionado hace cuatro años para separarlos, y finalmente, hace dos años, Maximiliano me volteó a ver… y ahora aparece Camila para destruirlo todo con su sola presencia. ¡Maldita, mil veces maldita!
Cierro la puerta tras de mí y me quedo unos segundos en silencio, respirando hondo; dejo que la rabia se transforme en algo más frío, más calculador. Una sonrisa torcida dibuja mis labios y mis ojos se encienden con una luz oscura, llena de maldad.
«Si una vez pudimos derrotarte, Camila, esta vez no habrá piedad. No solo caerás tú… te irás con tus bastardos a cuestas. Esta vez no habrá escapatoria». Mi voz interior no es compasiva; es un martillo que busca su blanco. No solo quiero que pierdas lo que tienes: quiero que tu mundo se derrumbe delante de ti, que los aplausos se conviertan en sil