Capítulo LXXVII
Camila
Por un momento lo veo dudar, sus ojos buscan las palabras correctas, y luego lo escucho decir:
—Y no es todo… hay más cosas que ella hizo en contra de tu familia.
Un escalofrío me recorre la espalda. No quiero escuchar más, y al mismo tiempo, necesito saberlo.
—No… —susurro, incrédula—… ¿no puede ser ella? ¿Qué le hicimos para que sea así con nosotros?
Él aprieta mis manos con fuerza. Su mirada es intensa, llena de desesperación y dolor.
El nudo en mi garganta se hace insoportable. Mi corazón late tan rápido que siento que va a estallar.
Él cierra los ojos un segundo, y cuando los abre de nuevo, siento un escalofrío recorrerme hasta los huesos.
—Ella… también mató a tu madre.
El mundo se tambalea. Me levanto de golpe, incapaz de procesarlo. Mi cabeza da vueltas. Me sostengo la frente, intentando organizar mis pensamientos, pero todo es demasiado
—No… no puede ser… —digo, pero mi voz se rompe. Lo sujeto de la camisa, como si aferrarme a él pudiera ayudarme a proc