Capítulo XXXVI
Maximiliano
Han pasado varias semanas y no he dado con el paradero de Camila, es como si se la hubiera tragado la tierra.
Ni una señal de ella.
Cada día que pasa me desespero más. No saber de ella me carcome por dentro, me quita el sueño.
Por las noches, cuando el silencio se apodera de la casa, todo me recuerda a ella. Su voz, su perfume, la forma en que sonreía antes de irse…
Intento concentrarme en el trabajo, pero ni eso funciona. Los papeles se acumulan sobre el escritorio y las llamadas de la empresa solo sirven para distraerme unos minutos antes de volver a pensar en lo mismo: ¿dónde estás Camila?
Tengo que concentrarme. Aún falta nombrar al nuevo vicepresidente y debo revisar los currículums de los candidatos. Ya pasó una semana desde que se hizo el anuncio, y soy yo quien debe encargarse de entrevistarlos uno por uno.
Abro la carpeta con los perfiles y comienzo a leer los primeros informes, tratando de mantener la atención… pero el sonido del teléfono interrump