Capítulo XXXVII
Maximiliano
Sigo revisando la montaña de documentos atrasados; las horas pasan y mi concentración se ve interrumpida por el tono del mensaje en mi teléfono. Es Scarleth. Quiere que salgamos a cenar; dice que hace tiempo que no salimos juntos.
Frunzo el ceño y contengo un suspiro. Su insistencia siempre logra sacarme de quicio.
Apoyo el teléfono sobre el escritorio, aprieto la mandíbula y vuelvo a los papeles. La montaña de documentos me reclama atención, así que me obligo a concentrarme.
***
Scarleth
Maximiliano cada vez está más frío, cada día que pasa lo soporto menos. Camino por el departamento en silencio, descalza, con la copa de vino a medio terminar entre los dedos. La ciudad brilla allá afuera, pero yo no miro el paisaje; pienso en él.
En su voz seca, en la manera en que me corta cada vez que intento acercarme, como si yo fuera una molestia.
Aprieto los labios, contengo el impulso de escribirle algo hiriente. No vale la pena.
Y sin embargo… ahí estoy, con el t