Capítulo X
Camila Velarde
Nueve meses después…
Acaricio mi vientre abultado, que en cualquier momento está por reventar. Me muero de ansias por ver las caritas de mis pequeños. Se mueven mucho, y batallo para dormir por las noches porque no encuentro cómo acomodarme, siempre termino agotada, pero feliz al sentir sus pequeños movimientos. Recuerdo una vez que se encajaron y el dolor fue insoportable.
De pronto, un dolor distinto me atraviesa. No es como las pataditas normales, es un dolor que sube y baja en oleadas. Me incorporo en la cama, respiro profundo, pero la molestia regresa más fuerte. Lo entiendo de inmediato: son contracciones.
Me levanto con dificultad, apoyándome en la mesita. El corazón me late con fuerza. Camino por la habitación, intentando controlar la respiración, pero otra contracción me dobla y me arranca un gemido.
—¡Valeria! —llamo con la voz entrecortada.
Ella aparece de inmediato, con la cara llena de alarma. Yo apenas logro decir:
—Son… contracciones.
Valeria