—¿Qué paso? —intervine, incapaz de contenerme por más tiempo. Necesitábamos saberlo todo.
Natalia era nuestra. Nuestra mujer. Su pasado no era solo un eco lejano, era una amenaza latente. Teníamos que entender que le habia pasado al clan Holloway, identificar si habia un riesgo que implicara que alguien pudiera venir a lastimar a Natalia tambien. Pero no solo se trataba de seguridad. Se trataba de ella. De comprender el dolor que había vivido para saber cómo podíamos sanarlo. Natalia era nuestro sol, nuestra única fuente de luz, y no podíamos permitir que su pasado siguiera acechándola en las sombras.
—Antes de que continues Pavel, es importante que sepan que después de la llamada que sostuvo con su hermana, empecé a investigar. No me cuadraban ciertos detalles, así que profundicé más —dijo Roman, su voz tensa, su mandíbula apretada—. Encontré que alguien había modificado su expediente antes de que viajara a Chicago.
—Eso es imposible —intervino Leon, con incredulidad—. ¿Quién podría h