—Es increíble la vista desde aquí —murmuró alguien detrás de mí.

Jadeé. Me volví y vi a un hombre de mediana edad parado a unos metros. Estaba a punto de regresar al ala oeste de la mansión, mi nuevo e impasible espacio, después de la degradación del discurso de Nora.

Su rostro era muy parecido al de Lucas, pero unos años más viejo, con esas líneas de expresión que solo el dinero o la preocupación dibujan. Era el tío de Lucas, John Wilson. Lo había visto cuando entró con su familia a la mansión.

Me enderecé de golpe, intentando recuperar mi dignidad.

—Soy el tío de Lucas, John Wilson. Nunca antes te había visto por aquí. ¿Trabajas en la casa? —preguntó el señor John Wilson mientras me miraba de arriba abajo.

Su escrutinio era condescendiente, el típico de alguien que mira a un mueble nuevo. Su tono era de alguien que está acostumbrado a que su pregunta sea la última.

No tuve más remedio que asentir cortésmente.

—Así es, señor —respondí.

El tío de Lucas me tendió su vaso de whisky vacío