Flashback

Ramiro dobló la carta por última vez, deslizando el papel crema dentro del sobre sin sellarlo. Lo sostuvo un instante, sintiendo la textura bajo sus dedos, el peso intangible de una promesa y un perdón que no se atrevía a pedir en persona.

—Esta carta es para Aura —dijo Ramiro, su voz áspera y baja—Tómala. No la entregues hasta que ella esté en casa, completamente fuera de la clínica. Acaba de despertar —explicó Ramiro, evitando el contacto visual—. Los médicos exigen no alterarla.

— Lo tengo claro. Cuando vuelva a su departamento —respondió León y, agarrando la carta, se dirigió a la salida del departamento de la Torre Aurum. Justo en ese momento, Matías entró por la puerta.

— Bien. ¿Estás listo? —preguntó Matías, haciendo un gesto hacia su reloj de pulsera—. Tienes pocas horas para el vuelo.

Ramiro asintió, tomó su valija y salió del lujoso piso por última vez. Era el momento de huir de su propia vida y someterse a la penitencia del deporte.

El primer mes de su exilio,