Capítulo 20. Un aroma tóxico
La cercanía era tanta que Aura podía sentir su aliento cálido en su frente, y él, inevitablemente, inhaló algo.
Ramiro acercó su rostro un milímetro más, su nariz casi rozando la sien de ella. Y en ese instante, lo sintió.
No era el perfume "Aura", neutro, limpio y ligeramente antiséptico, que siempre traía consigo. Era un rastro extraño. Un eco que no encajaba. Era un olor cargado de oscuridad y descaro, que él había creído conjurar de su memoria.
Ramiro se quedó inmóvil. El destello que cruzó su mirada no fue de reconocimiento, sino de profunda, casi absurda, confusión. Su cerebro intentaba racionalizar lo imposible: Él está oliendo el perfume de Vesper. Y está abrazando a Aura.
Soltó a Aura de golpe, como si su tacto de repente le quemara. Dio un paso atrás, con los ojos todavía clavados en ella. Su furia anterior por la explosión del televisor se deshizo, reemplazada por un desconcierto abrumador.
—El perfume... —murmuró Ramiro, tocándose la frente con la mano sana. Su voz era ape