Capítulo 19. ¿Quién diablos eres tú?
Eran las nueve de la mañana. Vesper había dejado el antifaz, el traje negro y el denso perfume del camerino. Ahora era Aura, la fisioterapeuta. Sin la máscara, el riesgo de ser descubierta las próximas horas era exponencial.
El riesgo se mitigaba solo con la transformación: el cabello recogido con una tirantez que le estiraba las sienes, gafas de montura discreta, y un maquillaje mínimo que suavizaba las líneas de su rostro.
El código de acceso funcionó con un pitido discreto. Entró y cerró la puerta.
Ramiro la esperaba. Llevaba un pantalón deportivo y una camiseta que dejaba su hombro lesionado totalmente expuesto. El contraste era un golpe: el hombre que la había poseído con una intensidad silenciosa ahora la recibía como un paciente.
Sus ojos se encontraron. Aura sintió la necesidad instintiva de desviar la mirada, temiendo que el recuerdo de la noche anterior estuviera escrito en sus facciones. Pero se forzó a mantener el contacto visual, transmitiendo solo profesionalidad.