Celeste.
***
¿Dónde estaba?
No podía ver nada por mucho que lo intentara. Recordé que me fui a dormir en la tienda de campaña y la iluminación de la fogata hacía imposible que se viera tanta oscuridad.
Además, yo estaba de pie. Busqué con mis manos algún interruptor, y pronto me percaté que cuatro paredes me rodeaban en una pequeña habitación.
Una luz extraña me cegó. Era blanca y se veía a lo lejos, como si pudiera traspasar la pared. Esa luz pronto llegó a mí, no lograba abrir los ojos por completo.
—¿Kael? —lo llamé.
No sé por qué creí que sería él. Una explosión de claridad me asustó y caí de culo en el suelo. Cuando me levanté y abrí los ojos, la habitación estaba vacía, ni un solo objeto la decoraba.
—Celeste…
Un escalofrío recorrió mi nuca al escuchar esa voz. Creí que jamás soñaría con ella, y eso que le rogaba a la diosa Luna para volver a verlos aunque sea en un recuerdo en mi cabeza al dormir.
—¿M-mamá? —balbuceé, con un nudo en la garganta.
Quise llorar.
Mi cora