Capítulo 22: Ligera sospecha

Celeste.

Tocaron la puerta de mi habitación de forma desesperada. Yo estaba terminando de vestirme luego de un cálido baño de agua tibia.

—¡Voy!

¿Quién sería? Si los únicos que me visitaban eran Kael y Samanta, y ninguno de los dos tocaba la puerta.

Al abrir, Damián entró como si fuera su casa, que sí lo era, y caminó a pasos rápidos en el interior de la habitación, de un lado a otro. Se mordió una uña y me vio con preocupación.

—¿Qué mosca te picó? —Fruncí el ceño.

—¡T-tenemos que hablar de algo muy importante! —exclamó—. ¿Has hablado con Samanta estos días?

—No ha venido… —murmuré—. Supongo que por lo que le dijo Kael.

—¡Bien! Es mejor así —Se echó aire con la mano. Su cabello castaño estaba despeinado—. Kael tiene razón.

—¿Razón? —indagué, más confundida que antes—. ¡Dime qué pasa! No entenderé si me hablas paso por paso.

Me crucé de brazos. Damián se estaba comportando tan misterioso, que me puso los pelos de punta.

¿Qué tenía que ver Samanta?

—Fui a la biblioteca y el
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