Celeste.
Me miré al espejo con el ceño ligeramente fruncido, inspeccionando cada detalle como si fuera una escena que pudiera editarse con solo desearlo. El vestido azul claro que elegí me caía suave sobre la piel, ligero y cómodo, pero no podía evitar deslizar las manos sobre mi vientre.
Mi panza empezó a notarse y era extraño. No mucho… pero lo suficiente para que el reflejo no pareciera el mismo de siempre. Tenía un pequeño bulto que no podía esconder.
Suspiré. Me hice un moño desordenado y lo deshice al segundo. Me puse un brillo labial suave y lo retiré con papel. Nada me convencía.
Quería verme perfecta para él…
Porque… Era la primera vez en mucho tiempo que saldría a una cita con Kael como simplemente eso: su pareja. No había una guerrera de por medio. El peligro terminó para nosotros y podíamos disfrutar, divertirnos.
—¿Estás hablando contigo misma allá dentro? —escuché su voz amortiguada al otro lado de la puerta.
—¡No entres todavía! —respondí enseguida, como si eso lo