Celeste.
Desperté jadeando.
El aire me entraba a los pulmones como si acabara de volver de la muerte. Mi cuerpo se tensó de inmediato, lista para defenderme, para atacar, para pelear.
¿Dónde estaba? ¿Scarlet? ¿Malzahar? ¿Samanta? Olvidé todo lo que había pasado. Mi mente estaba llena de pequeños fragmentos en donde los veía a todos ellos.
Para mi sorpresa, al abrir los ojos… no había gritos, ni sombras, ni magia. Nada.
Solo mi habitación.
Y estaba… acurrucada en mi cama. Un momento, ¿estaba acurrucada en mi cama?
—¿Eh?
Mi respiración aún seguía agitada e imparable. Mis manos buscaron de inmediato heridas, o rastros de batalla porque me azotó el recuerdo de un cuchillo… Y entonces lo sentí: una venda gruesa, justo sobre mi pecho. La herida no desapareció. Sí fue real.
Mi mente estaba hecha un caos.
Pronto, la puerta se abrió. Y lo vi a él...
Kael.
Estaba vestido completamente de negro. Sus ojos estaban enrojecidos, hinchados, producto de que había llorado. Y al verme despierta, e