Capítulo 67. De los pies a la cabeza.
Enzo y Nicol bailaron con una magia en ellos. Se movían como si estuvieran flotando, sus cuerpos y almas se fundían en uno solo. Se miraban a los ojos y se veían reflejados en ellos. Rieron y disfrutaron como nunca.
El jardín estaba iluminado por las luces de los candelabros, el olor a flores y a diversas plantas aunado al cielo estrellado, daban un ambiente más mágico aún. El sonido de la música daba una sensación de éxtasis.
Enzo levantó su brazo y la tomó de la cintura, ella se contoneaba entre sus brazos. Sus labios se rozaban en un suave beso. El aire los rodeaba y sus alientos se mezclaban. Parecían no querer separarse.
—Esto es simplemente maravilloso —se quedó en silencio un momento y agregó—, cuando te veía llegar a mi casa como un hermoso caballero, que aparecía justo en el momento preciso, me imaginaba escenas parecidas a estas, que me hacías flotar entre nubes de ilusión… pero esto es más lindo de lo imaginado.
—Porque es real, y de ahora en lo adelante, todos los días voy