Capítulo 19. Está prohibido

Nicol se quedó viéndolo y se dio cuenta de que había caído en su trampa, mientras él la miraba satisfecho “Es que me provoca dale un puño para quitarle esa sonrisa de suficiencia”. Se giró para alejarse, sin soltar a Ziola y caminó de vuelta a la habitación, Enzo se fue detrás de ellas, aunque sin alcanzarla, cuando llegó al dormitorio, abrió la puerta y le dio una orden a Ziola.

—¡Sal de aquí Ziola! —la mujer no esperó, una segunda orden salió corriendo, mientras Nicol protestaba.

—¡Traidora! ¿Así me pagas que te quedes con tus cabellos? —inquirió, la otra solo esbozó una media sonrisa y salió sin emitir ninguna protesta.

—¿Así que eres la esposa de Il diavolo? Ante tu declaración, para que este matrimonio tenga efecto… es necesario consumarlo —le dijo acercándose lentamente y ella levantó el dedo medio de su mano—. ¿Sabes que he cortado el dedo de muchos por hacerme esa seña?

Ante esa amenaza velada, cualquier otra mujer, incluso hombre, se habría asustado, pero ella no era cualquie
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