8. Que comience la partida.
Julian lo miró con desdén, mientras abría el sobre con la punta de un dedo.
— ¿Una invitación?
— Es el evento benéfico del viernes. Necesito que asistas. Nuestros inversores y clientes potenciales estarán allí. Si ven tu apoyo, aún podemos salvar lo que queda de la empresa.
Julian abrió la tarjeta, leyó el texto y dejó escapar una risa seca, casi un bufido.
— Si están al borde de la quiebra no deberían gastar en fiestas. Pero me siento generoso, asistiré. Mándame otra invitación, hay alguien a quien me gustaría llevar.
Byron asintió lentamente, se giró, intentando disimular su incomodidad, y observó a su alrededor. Su mirada se desvió unos segundos hacia la puerta de la habitación. Era como si un instinto primitivo lo atrajera y le impulsara a abrir esa puerta.
— ¿Querías algo más? — preguntó Julian, interponiéndose bruscamente frente a Byron, haciendo una barrera con su cuerpo entre él y la puerta de la habitación.
— Solo que asistas — fijó su mirada en la de Julian unos segundos má