Jennifer
Conozco esa mirada. La he visto antes en hombres, la forma en que contemplan a una mujer que desean. Es primitiva, hambrienta y peligrosa porque puede consumirlos por completo. Ojos similares se han posado sobre mí antes, pero nunca he aceptado sus ofrecimientos sucios.
Esta noche es diferente. Esta noche, disfruto toda la atención de Kasyan.
Ha cambiado la música y la multitud se está dispersando rápidamente. Me muevo al ritmo del nuevo beat, el que Kasyan eligió, y observo el relámpago en sus ojos mientras bailo hacia él con vasos vacíos en las manos.
—Una buena noche para bailar —digo mientras coloco los vasos sobre la barra pegajosa de madera.
—Hay un baile que me gusta, pero puede que no conozcas los pasos —responde Kasyan, con sus ojos danzando entre mis pechos.
Curvo los labios en una sonrisa juguetona, inclinándome sobre la barra y presionando la suave carne de mis senos para que los observe mejor. —¿Cómo se llama?
Se frota el cuadrado mentón. —No estoy seguro de si p