Mundo ficciónIniciar sesiónVenedikt
A partir de aquí se vuelve más difícil. Tiro de la manta sobre los hombros de Julieta y camino arrastrando los pies hasta el extremo de la habitación, asomándome por la ventana hacia la calle vacía. Son las cuatro de la mañana, pero no he podido dormir desde ayer. No he probado ni una gota de café y, aun así, siento como si me hubiera tomado un espresso cuádruple.
La ansiedad me mantiene despierto. Pensar en los hombres del señor Lark viniendo a por Julieta me niega el placer de una buena noche de sueño. Normalmente, después del sexo, me quedo profundamente dormido. Esta noche, Julieta me montó dos veces y no pegué ojo ni un segundo.
Tengo los ojos rojos por la falta de sueño, pero al menos Julieta puede dormir. Estoy seguro de que está exhausta por todo lo que ha tenido que soportar. Esos latigazos en su espalda y en s







