KEILY
Escuchar a Marcello referirse a mí como su novia, aunque solo sea un papel que interpretaría, hace que todo mi pecho se ilumine desde lo más profundo. Nunca fui la chica que soñaba con su boda o con enamorarse, pero saber que me ve como la persona perfecta para estar a su lado en un momento tan crucial casi me hace llorar.
Sus besos son profundos y prolongados, tal como los dio la primera noche que pasamos juntos. La gravedad de nuestro nuevo pacto de devoción le da un significado distinto a los besos, como si quisiera decir: estoy aquí para ti, y siempre lo estaré.
Me pongo de puntillas y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, mordiendo su labio inferior en respuesta. Necesito que sepa que esto es todo lo que he querido desde el día en que lo conocí, y que no hay lugar donde prefiriera estar ahora mismo que en esta cocina con sus labios sobre los míos.
Cuando empieza a mordisquear juguetón mi labio inferior también, tomo sus manos y las coloco sobre mi cuerpo. Primero en m