PIERO
Luego de todo lo que dijo ese hombre, decidí que iríamos mañana mismo a Mónaco y no le daría oportunidad ni ocasión a Lucila, para que arruinara mi relación con Sabrina. Esperaba que el tal Jason, pudiera controlar la lengua venenosa de su novia… si aún lo era, y evitara más problemas de los que ya tenía.
—¿Te irás de viaje? —preguntó desconcertado.
—A Mónaco por dos semanas. —No me quedaría solo ese fin de semana, sino que aprovecharía todo el tiempo posible con Sabrina y dejaría pasar los días para que a Lucila se le pasara el berrinche—. Aún no he tenido luna de miel —acoté con diversión y lo oí sonreír del otro lado.
—Vaya casualidad… también iré a Mónaco, pero el fin de semana. Sin embargo, me gustaría que esperaras hasta el viernes y firmes de una vez, ante el juez, los papeles —dijo con preocupación y negué.
—No puedo esperar tanto… si ella los firma, a mi regreso lo haré y seré libre al fin. Pero ahora, no puedo quedarme.
—¿Ocurre algo? —indagó preocupado y bufé.
—Ocurre