Capítulo 26
La mañana del domingo no prometía ser sencilla para nadie, pero Leone jamás imaginó que se transformaría en un verdadero campo de batalla emocional.
El sonido estridente del timbre de su puerta lo despertó antes de lo habitual y se incorporó adormilado, todavía con los ecos del recuerdo de la noche anterior revoloteando en su mente. La imagen de Irina sonriendo mientras hablaban fuera del coche, el calor inesperado del abrazo que compartieron, la suavidad de su perfume... todo parecía una fantasía hasta que volvió a sonar el timbre. Sin embargo, esta vez sonó con impaciencia.
— ¡Ya voy, por Dios! — gruñó mientras se ponía una camiseta a medio camino.
En el momento en el que Leone abrió la puerta con el ceño fruncido, lo que encontró al otro lado lo dejó sin habla. Esta era una de las visitas que poco esperaba en su vida y cuando se daban, significado que nada bueno estaba pasando.
— ¿Abuelo? ¿Padre? – preguntó aún sin creerlo, creyendo que aún seguía dormido.
Los dos hombr