Capítulo 72
Habían pasado tres semanas desde el día de la operación de Gail y el sol de primavera entraba suavemente por las ventanas del hospital pediátrico, tiñendo de luz dorada la habitación del pequeño.
Irina permanecía sentada junto a la cama, acariciando con ternura la pequeña mano de su hijo. Gail dormía profundamente, respirando con tranquilidad, su color de piel más sonrosado, más vivo que las últimas veces. La máquina junto a su cama emitía un pitido rítmico, casi reconfortante y eso la mantenía tranquila.
El doctor entró como las últimas veces con una sonrisa contenida, pero con los ojos brillando de alivio. La última semana todo había ido bien y tenía que seguir siendo así.
— Buenos días, le tengo buenas noticias — dijo, revisando la tabla con los últimos valores clínicos — El cuerpo de Gail aceptó con éxito el trasplante y no hay signos de rechazo. Todo marcha mejor de lo que esperábamos y en unos días podremos darle de alta.
Irina cerró los ojos por un momento sintiend