Capítulo 70
El sol apenas asomaba por las cortinas de la habitación, cuando Irina abrió los ojos acostumbrándose a la claridad. Por primera vez en mucho tiempo, no se despertó pensando en cosas malas. A su lado, Leone dormía profundamente, abrazado a ella como si temiera que volviera a desaparecer, pero ella ya había regresado, y no pensaba irse otra vez.
Luego de verlo por un largo rato se levantó con cuidado para no despertarlo y se puso una bata para bajar a la cocina. El aroma a café y tostadas la recibió con calidez gracias a Teresa y Gail estaba sentado en su silla, dibujando con colores sobre la mesa. Si hijo al verla despierta dejó todo para correr a sus brazos y ella lo recibió con amor.
— Mami... ¡Ya despertaste!
— Claro mi vida.
Irina lo abrazó fuerte, sintiendo su cuerpecito sano y tibio contra el suyo. Era por él que estaba viva y era por él que había resistido tanto en esas horas que no sabía que pasaría con ella.
Leone entró a la cocina dando los buenos días, con el ca