Capítulo 65
La noche se deslizaba densa sobre los cristales de los ventanales de la mansión Miles. El silencio en la sala era extraño, casi antinatural para los presentes. Solo el sonido del reloj marcando los segundos lograba vencer el peso de la incertidumbre que todos estaban sintiendo.
Leone irrumpió por la puerta principal con una energía desbordada, con su rostro desencajado por la frustración y el cansancio. Llevaba horas manejando por toda la ciudad, recorriendo cada calle, cada esquina, cada lugar en el que Irina podría haber estado, pero volvió solo. Su abuela y su madre se habían llevado a Gail a la casa grande, donde su padre y su abuelo también estaban esperando por él.
— ¿Y bien? — preguntó Nonna desde el sofá, con su voz cargada de esperanza.
Todos en la familia se pusieron de pie al escucharla. Amatista, las hermanas pequeñas Alana y hasta incluso Adrián, quién había llegado unos minutos antes para ayudar en lo que pudiera. Todos estaban esperando a que Irina entrar tr