Capítulo 64
El sol comenzaba a descender lentamente, tiñendo el cielo de un naranja cálido, cuando Irina salió del café. Su respiración era agitada, el corazón todavía le latía con fuerza por el enfrentamiento con sus padres, pero no se arrepentía de eso. Había dicho lo que debía, había defendido su verdad y aunque aún temblaba por dentro, la sensación predominante era la de liberación. Era como un paso más hacia la mujer que era ahora gracias a la confianza que las personas que la amaban habían despertado en su interior.
Cuando Irina sacó las llaves del coche que Leone le había prestado y caminó hacia el estacionamiento con paso firme. A pocos segundos de abrir la puerta un brazo fuerte la rodeó por la cintura y con otra mano cubrió su boca con un trapo húmedo que tenía un olor dulzón agresivo. Ella intentó gritar y soltarse, pero sus fuerzas se desvanecieron en segundos. La última imagen que vio antes de cerrar los ojos fue el cielo sobre su cabeza y luego... la oscuridad.
Cayendo