Un mes después
Un mes después, la rutina había cambiado de manera silenciosa, casi imperceptible. Pero cambió.
Serena no volvió a hacer acto de presencia. No llamadas, no mensajes, ni un simple comentario fuera de lugar. Nada. Como si se hubiera evaporado del mundo de Pietro. Y aunque él jamás mencionó su nombre —ni una sola vez—, los medios no tardaron en llenar ese silencio. Leí lo suficiente para entender por qué su rostro se endurecía cada vez que notaba algún hombre acercarse demasiado a mí.
Serena le había sido infiel. No con un desliz cualquiera, sino durante su compromiso, mientras los medios publicaban fotos de ambos con sonrisas perfectas y supuesta felicidad. Ella tenía a otro. Uno más joven, más aventurero, más "emocionante", según decían las revistas. Pietro se enteró por los tabloides. Lo humillaron públicamente. Lo traicionaron en privado. Desde entonces, me imaginé que la confianza para él era una herida abierta, una que aún sangraba si alguien la tocaba mal.
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