Me siento en la cama, con la mirada perdida en las luces suaves que iluminan la habitación. No logro dormir, ¿qué clase de noche de bodas es esta? El aire, espeso y denso, parece envolver todo a mi alrededor, y mi corazón late como si quisiera salir disparado. Todo ha pasado tan rápido que apenas puedo procesarlo.
¿Cuándo se volvió mi vida este caos? ¿En qué momento pasó de ser una vida simple, siendo maestra de artes, a convertirse en este desastre? No sé cómo un padre puede creerse con el derecho de vender a su hija para pagar una deuda. Me siento estúpida por haberle seguido el juego a esta tramposa decisión.
Pienso en cada uno de los momentos acontecidos en el día. No hay nada de esto que me parezca real. Busco entre mis cosas mi celular y lo encuentro apenas después de haber sacado casi todo de la maleta. Ahora estoy viviendo en una casa que parece más un castillo, un castillo de cristal. Vivo con un hombre que ni siquiera sabe que me gusta y que no. Vivo con un completo extrañ