Su cuerpo a mi lado es un recordatorio de lo que había sucedido entre nosotros, de lo que acababa de pasar entre nosotros. Seducida por un hombre que no tengo idea, ni siquiera de porque rayos a decidido comprar una esposa si es tan bueno en el sexo, es millonario, tiene un avión privado y una mansión.
¿Qué puede estar mal con el como para no enamorarse de una mujer y casarse de forma convencional?
¿Peor aún, qué diablos está mal conmigo que caigo tan fácil en las redes de un hombre tan solo porque me ha hecho llegar a la cima de un orgasmo arrebatador?
Mi esposo comienza a levantarse de la cama. Y me mira desde arriba.
Es imponente.
Es enorme.
Yo no soy una mujer de pequeña estatura, soy bastante alta, la verdad. Sin embargo, aquí recostada en la cama, mientras él está de pie, me siento pequeña frente a él.
Cohibida, a pesar de haberle entregado mi cuerpo, me arropó con las sábanas cubriéndonos por lo menos la mayor parte de él.
—Creo que es un poco tarde para que te cubras de mi. —