90. CONSECUENCIAS INESPERADAS
VICTORIA:
Las notificaciones no paraban de sonar. El anuncio de mi embarazo había desatado una tormenta mediática aún mayor que las fotos del Himalaya. Entre los comentarios de felicitación se mezclaban teorías conspirativas y dudas sobre la veracidad de todo.
—Ricardo —lo llamé mientras observaba mi teléfono—. Isabel acaba de publicar algo.
Mientras se acercaba a mi pantalla, podía ver cómo la información lo tensaba. Era una foto antigua, de hace algunos años, donde aparecían ella y Ricardo en lo que parecía ser una consulta médica. El pie de foto decía: "Algunos secretos no pueden mantenerse ocultos para siempre. La verdad siempre sale a la luz."
—¿Qué significa esto? —pregunté, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.
Ricardo se pasó una mano por el rostro, visiblemente perturbado. No parecía que le preocupara que yo supiera de esa información.
—Ah, no es nada. Esa la tomó ella cuando acompañé a Isabel a una clínica de fertilidad —confesó finalmente—. Isabel no puede tener