VICTORIA:
No supe cuándo me quedé dormida entre sus brazos. Quería, en verdad, poner fin a toda esta situación. No podía seguir escapando; tenía que tomar la situación en mis manos. Pero mi cuerpo no me acompañaba; el embarazo me daba mucho sueño. El sonido de un teclado me hizo abrir los ojos. Allí estaba Ricardo, frente a la pared de pantallas encendidas, trabajando febrilmente.
Caminé despacio, sin hacer ruido, hasta colocarme detrás de él. Y allí estaba, la llorosa Isabel en una pantalla, hablando frenética por el accidente en que decían que él y yo habíamos muerto. —Ricardo y yo éramos más que amigos —la escuché decir. —¿Qué quiere decir, señorita Isabel? ¿Está insinuando que Ricardo Montiel, a pesar de estar casado con Victoria Montenegro