Mundo ficciónIniciar sesiónFue la primera vez en mi vida que sentí que abrir los ojos a la vida real era mejor que seguir soñando. Tu cuerpo apretado contra mi espalda, tu mano resbalando por mi muslo, tus bigotes haciéndome cosquillas en el hombro mientras tu voz me acariciaba el oído, diciendo algo que sonaba a “¿Desayuno?”
Manoteé las pastillas de menta que siempre tenía en la mesa de luz, me puse una en la boca y giré entre tus brazos. Antes de que pudieras reaccionar, te tumbé de espaldas y me senté sobre tus piernas. Te sujeté la cara para besarte hasta que me quedé sin aliento.
—Buenos días, nena —sonreíste, apartándome el pelo de la cara.
Tus manos resbalaron sobre mi camiseta hasta mis muslos y luego hacia atrás. Fruncí el ceño cuando me sujetaste los glúteos.
—Ya, tigre, dale un respiro a mi pobre trasero &mdash







