Norton dejó la tabla en el deck y señaló con el mentón la computadora abierta en su mano.
—¿Reconciliándote con el Siglo XXI? —preguntó con acento estudiadamente casual.
—Intentando recordar cómo mierda la cagué tanto anoche —replicó él enfadado—. Pero apenas recuerdo lo que dije… escribí… lo que sea.
Sólo deseaba ponerle un punto y aparte al asunto. Pero Norton le quitó la computadora y se la llevó a la cocina, la única habitación que había logrado restaurar a un punto medianamente habitable. El comedor, los baños y recámaras, por no hablar de la sala y el comedor, todavía caían en la categoría Chernóbil. Ya había llamado a la ama de llaves que solía limpiar la casa. Stu le había prohibido que regresara hasta nuevo aviso, y Norton había logrado convencerla de que su llamada era el “nuevo aviso”. Pero la mujer no podría ir hasta el día siguiente, lunes. De modo que tendrían que pasar todo el día tal como estaban.
Conectó la computadora al cargador y se volvió para abrir el freezer. No