Ella aceptó, tomó aire y respondió.
—Hola, Erick.
—Rubí, ¿dónde estás? —inquirió él con voz nerviosa.
—¿Qué sucede? —preguntó ella, serenándose.
—¿Podemos hablar ahora? —insistió él, mezclando impaciencia y cortesía.
Rubí dudó un instante y luego cedió.
—Hablemos.
—La familia Thomson se equivocó al romper el compromiso contigo —comenzó Erick, tratando de sonar mesurado—. Entiendo que estés enfadada, pero por favor, no permitas que Marcus se ensañe con nosotros. ¿De acuerdo?
Rubí contuvo la ira, forzó una sonrisa y contraatacó:
—¿Sabes qué me pasó a mí?
—¿Qué te pasó? —Erick sonó sorprendido—. Ahora cuentas con el respaldo de Marcus. ¿Qué puede ocurrirte?
Ella dejó escapar una carcajada amarga.
—Erick, hasta aquí llegamos. Te consideraba un amigo, pero jamás imaginé lo egoísta que eres. Vamos a ponerlo claro: mis padres biológicos han desaparecido y solo Marcia sabe dónde están. No me importa qué hagas, pero mientras los encuentren, la familia Thomson estará a salvo.
El silencio al otr