Hizo una pausa, y luego dejó caer las palabras como cuchillas.
—Ahora bien, tu vida… o tu muerte… depende completamente de mí. Te gusta codearte con la alta sociedad, ¿cierto? Entonces deberías saber cómo resuelve Marcus sus asuntos. Estoy segura de que no te resulta desconocido su estilo… ¿verdad?
Mientras Rubí hablaba, el hombre atado al pilar forcejeó con desesperación. Sus ojos reflejaban un terror puro. A pesar de ser solo un gánster, conocía de sobra lo que ocurría cuando Marcus actuaba por su cuenta. Los finales no solían ser felices.
Y sin embargo, allí estaba Marcia… aún discutiendo con Rubí, desperdiciando la única oportunidad que tenía de rogar por su vida.
—¿Qué pasa? —se burló Rubí con una sonrisa helada—. ¿No me pediste que bendijera tu relación con Erick y a ese hijo que esperas? ¿Te arrepentiste de repente, Marcia?
Se cruzó de brazos y la miró con superioridad.
—Marcia, Marcia… No importa cuántos trucos tengas escondidos. Hoy no puedes ganarme. Marcus está de mi lado.