VANESSA GARDNER
Vi el auto alejarse y sentí una clase de tristeza, porque no tendría a Tanya cerca, pero confiaba en que disfrutaría esas vacaciones. ¡¿Cómo no lo haría si iba con ese bombón maduro?! Podía apostar a que la consolaría y con suerte regresaría embarazada, pero ahora del padre.
¡Como tenía suerte esa mujer! Ya había probado al hijo y ahora tenía la oportunidad de probar al padre. Experiencia contra energía. Ya estaba ansiosa de que regresara.
—Nuestro trío está incompleto ahora… —soltó Richie con los hombros caídos y la mirada clavada en el piso.
—Tranquilo, no es para siempre —respondí dándole un golpe en el brazo y entonces me encontré con esos ojos azules tan fríos como un iceberg. Cada vez que me acercaba a Richie parecía que Noah decidía volverse más hostil—. ¿Por qué esa cara larga? Deberías de estar feliz, Noah, podrás librarte de mí por largo tiempo, hasta que Tanya regrese.
Torció los ojos, pero no dijo nada, solo se quedó ahí, de brazos cruzados y actitud inso