VANESSA GARDNER
Mientras Paulina acomodaba todos los papeles ante la mesa con una minuciosidad precisa, yo no dejaba de verla, con ese traje sastre hecho a la medida, con esa actitud amistosa, pero que estaba segura de que ocultaba algo más.
Era la clase de mujer que te ofrece una sonrisa mientras esconde el cuchillo detrás de su espalda. De esas que fingen tener un corazón cuando lo que en verdad las hace sentir vivas es manipular a los demás. Una hipócrita del diccionario.
Tanya confiaba en ella. Yo no. Tanta bondad gratuita es imposible para alguien como ella. Aún así me obligué a sonreír mientras la escuchaba.
—Fabián está tras las rejas y esperando sentencia. El juicio se llevará a cabo en cuanto Tanya regrese, pues tiene que testificar ante el jurado y el juez —dijo con calma, señalando uno de los papeles como si ahí viniera todo explicado—. Por otra parte, logré que el servicio de protección a menores le quitara a la señora Patricia la custodia de la infanta, la cual estará