TANYA RHODES
—¡Estás loca! —exclamó Fabián con risas nerviosas mientras volteaba hacia Noah, temiendo que él pensara mal—. Eres como una hija para mí. Nunca…
—Vete de aquí —pedí con la mirada perdida en mi madre—. No la quieres, nunca la quisiste… no tienes que estar aquí.
—Pero, princesita, te quiero a ti… —susurró asqueándome por su tono que rayaba en lo piadoso, como si yo fuera la que estaba equivocada—. Hablemos de todo esto, ¿quieres?
—¿No la escuchaste? No tienes nada que hacer aquí —intervino Noah antes de empujarlo hacia la puerta.
—¡Es mi esposa y es mi hija! ¡Tú no puedes decirme que me vaya! —gritó Fabián, mientras que Noah solo sonrió como si le divirtiera la situación, pero su actitud seguía siendo distante y fría.
—Tanya ha pagado el total de los servicios médicos de su madre, cosa que tú no pudiste hacer, así que, si no te vas en este preciso momento, llamaré a seguridad y te sacarán de la manera más vergonzosa posible, ¿eso quieres? —pronunció cada palabra con una f